SUS PROPIEDADES
· – Aislamiento térmico y acústico:
El coeficiente de conductividad térmica del corcho es de 0,05 w/m ºK (Vatios/mts ºK), lo
que hace que se clasifique como material muy aislante (Norma básica de la edificación sobre condiciones
térmicas en los edificios). Por citar ejemplos comparativos, el corcho tiene una capacidad de aislamiento
de 4,2 veces superior a la de los ladrillos (0,79 w/m ºK) y presenta una resistencia al paso del
calor 30 veces superior a la del hormigón.
Aplicando ese coeficiente a las muestras analizadas, con un espesor medio de 25mm, la
transmisión de calor que se produce desde el interior a 20ºC al exterior a –5ºC es igual a 50 w/m2 y
hora, lo que permite calificarlo como un material con una muy alta capacidad de aislamiento térmico.
Como aislante acústico habla el tratadista D. Luis Velasco Fernández de tres soluciones
principales que el corcho da a otros tantos casos:
En aislamiento del sonido de aire a aire, en aislamiento de sonidos por percusión y en
absorción del sonido o corrección del tiempo de reverberación. Por todo ello es insuperable su a c c i ó n
de aislamiento, de clausura y su creación de ambiente de soledad.
Así mismo, por efecto de la elasticidad de la que se habla más adelante es un extraordinario
amortiguador de vibraciones.
Otras propiedades son la de ser inodoro, higiénico y compacto.
· – Resistencia ante la humedad y el fuego:
La necesidad de protección ante los agentes externos es precisamente el motivo de que
el alcornoque genere el corcho, que no es sino una peculiar forma de corteza que preserva al árbol frente
a cambios bruscos de temperatura, vientos muy secos, humedad extrema y fuego; la humedad no
afecta prácticamente al corcho.
En cuanto su resistencia al fuego, posee una considerable resistencia a la transmisión de
calor. En el árbol, impide que las altas temperaturas provocadas por el fuego lleguen al tronco, razón
por la cual el alcornoque es la especie forestal más resistente a los incendios.
Una vez extraído del árbol, conserva su resistencia a la transmisión del calor y por ello
estamos ante una cualidad importante en su aplicación para la fabricación de cajas nido, ya que es más
resistente al fuego que la madera. Además, al contrario de lo que ocurre con otros materiales, el corcho,
tanto natural como aglomerado no desprende vapores tóxicos al quemarse.
· – Durabilidad:
El corcho puede permanecer inalterable al menos durante 100 años; se puede observar
alcornoques en los que no se ha extraído el corcho durante más de un siglo y a pesar de ello, la corteza
conserva características prácticamente idénticas a las de los árboles en los que se saca el corcho con
regularidad. Esta durabilidad del corcho se mantiene una vez extraído por su carácter de tejido celular
muerto.
· – Deformabilidad:
El corcho como la madera se dilata ligeramente con la humedad y encoge en la misma
proporción con el ambiente seco. Los plasmodesmos establecen entre las células la comunicación apropiada
para que el aire pueda circular entre ellas, haciendo que los cambios de humedad y temperatura
no creen problemas de presión en las lagunas celulares y por tanto de fractura o inestabilidad de los
materiales.
· – Baja Densidad:
El entresijo del corcho posee un elevado porcentaje de aire que se sitúa en el 89% de lo
que se deduce que su densidad es muy baja, oscilando entre 0,1 y 0,2 Kg./dm3 .
· – Impermeabilidad:
Las células del corcho son impermeables a líquidos y gases gracias a la presencia de la
suberina. Esta propiedad unida a la anterior hacen del corcho un material idóneo para su utilización en
una amplia gama de utensilios de pesca y flotadores en general, uso que se le viene dando desde tiempos
remotos. Esta característica de impermeabilidad contribuye al incremento de la capacidad aislante
del corcho, sobre todo en comparación con otros materiales en los que al aumentar la humedad, aumenta
su conductividad y disminuye e incluso anula su poder de aislamiento.
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